Escribir bien en el mundo académico es básico para la comunicación y la comprensión de resultados que pueden ser cruciales para el avance del conocimiento. Es importante el uso correcto de las abreviaciones en los documentos académicos para que sean formales y ayuden a una lectura más fluida y a una mejor comprensión del contenido.
En inglés es común la contracción de palabras en el lenguaje informal aunque no debe hacerse en escritos profesionales. En español no es tanto problema pues sólo tiene dos contracciones aceptadas que deben usarse todo el tiempo como veremos más adelante. Aunque el uso de acrónimos se permite en escritos académicos no se aconseja el acortamiento de palabras.
Entonces, ¿qué abreviaciones sí se pueden usar y cuáles no cuando se elabora un texto académico?
El uso de las abreviaciones
Encontrar documentos con palabras abreviadas es muy común en el mundo académico. Al revisar artículos en las diferentes áreas de investigación se encuentran términos que son del conocimiento general de cierta comunidad. En un expediente clínico, por ejemplo, los médicos pueden abreviar radiografía de tórax como RX TX aunque nadie más lo comprenda. Para que una comunidad maneje los mismos términos se hace uso de glosarios de las abreviaciones.
Las abreviaciones, en general, son palabras reducidas que representan otras palabras complejas o conjuntos de palabras mediante la eliminación de ciertas letras. Las abreviaciones incluyen a las abreviaturas, los acortamientos, los acrónimos y a las siglas. Aunque existe una tendencia de abreviar al escribir, no necesariamente todas las abreviaciones son válidas en la escritura académica pues pueden perjudicar alguna comunicación en lugar de ayudarla. No obstante, usar las abreviaciones correctamente puede ayudar a hacer más fluida la lectura de un documento y, por otro lado, su utilidad puede radicar en blindar un contenido que se vuelva incomprensible para los no especialistas.
Las abreviaturas y los acortamientos
En cada lenguaje en el mundo existen abreviaturas reconocidas por las instituciones lingüísticas de los diferentes idiomas. En español, la abreviatura es una representación reducida de una palabra y existen algunas que se conocen y aceptan ampliamente. Las formas “Sr.” o “Sra.”, por ejemplo se utilizan para abreviar las palabras “señor” y “señora”, respectivamente, pero existen muchas más abreviaturas que son de uso común. Tanto en el español como en el inglés, idioma en el que los académicos hispanohablantes también publican, se acepta sin problema y se aconseja que se escriban las abreviaturas de uso común pero no se abuse de las que no lo son.
En el lenguaje hablado en inglés se acostumbra mucho usar las contracciones de palabras como en expresiones como “we’re” o “I don’t know” que en español significan, respectivamente, “nosotros somos” y “yo no lo sé”, respectivamente, aunque en el inglés escrito formal no deben contraerse por lo que deben escribirse como “we are” y “I do not know”. En español, como sabemos, se pueden omitir los sustantivos y dejar sólo “somos” y “no lo sé”. En el español las únicas contracciones válidas (tanto para el lenguaje formal como informal) son dos: “del” y “al” cuyas formas no contraídas son incorrectas (“de el” y “a el”). Cualquier otra contracción no es válida para el lenguaje académico aunque también existen los acortamientos de palabras.
Un acortamiento es la reducción de una palabra eliminando su parte inicial o final como, por ejemplo, “auto”, “bus” e “info” en vez de “automóvil”, “autobús” e “información”. Sin embargo, estos términos, entre otros acortamientos, no deben escribirse en el cuerpo de un texto formal. Sin embargo, el uso de palabras acortadas o abreviadas (de acuerdo al criterio del autor) si se permite en recursos visuales como diagramas o gráficas o en fórmulas por razones de espacio o para evitar la complejidad de lectura. En este sentido, siempre hay que definir las abreviaturas o acortamientos en el texto o en el pie de figura. Ejemplos de estos casos pueden ser: TCal en donde “T” se use para designar “temperatura” y el subíndice “cal” se refiera a “calorímetro” o “valv. ent.” que se puede referir a “válvula de entrada”.
En muchos escritos académicos en inglés se manejan abreviaturas que provienen del latín como “e.g.” (exemple gratia) e “i.e.” (id est) que significan “por ejemplo” y “es decir”. Aunque en español se prefiere utilizar las abreviaturas propias del idioma, existen algunos latinismos muy conocidos y que se pueden emplear sin problema en la escritura académica como vs., v.gr., in vivo e in vitro.
Los acrónimos y las siglas
La sigla es una abreviación que se forma por las letras iniciales de un conjunto de palabras o por ciertas letras escogidas (que se denominan, a su vez, siglas). Las siglas OMS, por ejemplo, se usan para abreviar “Organización Mundial de la Salud” y en inglés WHO (que abrevia el nombre World Health Organization).
Si estas palabras forman una secuencia de consonantes y vocales que se puede leer como una palabra, se denomina acrónimo. En varios idiomas, existen acrónimos que ya son palabras de uso cotidiano como “sonar” proveniente del término en inglés “so(und) n(avigation) a(nd) r(anging)” (rango de navegación del sonido), “bit” del término en inglés b(inary) d(igit) (dígito binario) u “ovni” de o(bjeto) v(olador) n(o) i(dentificado) o su equivalente en inglés “ufo” de u(nknown) f(lying) o(bject).
El uso de los acrónimos se acepta en todo tipo de escritos, incluyendo los académicos. En el mundo existen acrónimos muy conocidos como NASA que abrevia a “(The) N(ational) A(eronautics) (and) S(pace) A(dministration)” (la Agencia Espacial Norteamericana) o DNA para “d(eoxyribo)n(ucleic) a(cid)” que en español se escribe como ADN por “á(cido) d(esoxirribo)n(ucleico)”. Aunque sean populares, lo mejor es aclarar el significado de cualquier acrónimo al principio del documento.
La utilidad de los acrónimos es hacer que la lectura de un escrito académico sea más fluido. Es mucho más fácil leer ADN que ácido desoxirribonucleico, sobre todo si aparece varias veces en un texto. En este sentido, los acrónimos también se pueden escribir a conveniencia de cada autor. Acrónimos como GE1 y GE2 pudieran surgir para abreviar “grupo de estudio 1” y “grupo de estudio 2” o cualquier otro término que surja constantemente en un escrito. ¿Qué tanto deben usarse los acrónimos? Pues se aconseja que si el término surge menos de cuatro veces no se abrevie pero si su aparición es mayor a lo largo del texto se valore si conviene abreviarlo.
Finalmente, considere incluir un glosario de términos cuando se han usado varias abreviaciones a lo largo del escrito académico y no dude en recurrir a un servicio profesional que puede revisar su documento tanto en español como en inglés. Compártanos sus dudas de redacción académica.